La lluvia

< Volver

 

De todo un poco...

Es junio y llueve a mares, o a ríos, o a cascadas.

Llueve con ganas de derramarse, incluso con rabia de pedrisco.

La lluvia es avariciosa, colecciona millones de gotas de agua, todas iguales, todas diferentes.

La lluvia joven va al colegio y dibuja arcoiris en el cielo y la vieja se convierte en chirimiri para no molestar.

Los domingos va al cine para que canten bajo sus gotas y se recoge temprano para dormir en nubes de algodón.

Cuando una gota de lluvia rueda por el cristal de una ventana, nunca lo hace sola.

Cuando te sientas solo, piensa que eres una gota de lluvia rodando por el cristal de una ventana.

Una vez escuché en voces de los ancianos, el extraño caso del día que llovieron ranas, incluso peces, pero la historia popular nunca ha contado que lloviera esperanza.

Hay cosas que no caen del cielo tal vez porque hay cielos inertes de según qué cosas. No abandones nunca a tu cielo para que llueva sobre ti aquello que necesitas.

Como dijo aquél, ojalá lloviera café en el campo.

La lluvia siempre cae hacia abajo. La vida siempre va hacia delante.

La tierra siempre chupa lo que llueve y lo que vomita de empacho, lo devuelve al mar para que vuelva a ser llovido.

A la lluvia triste se le hiela el corazón y se convierte en nieve. Está decepcionada.

Pero siempre se derrite, no es rencorosa.

Quiero que mi corazón siempre sea como el de la lluvia

Es junio y llueve a mares, o a ríos, tal vez a cascadas.

Comparte este artículo