Paréntesis
Camino despacio haciendo memoria, porque ahora mismo para mí tú eres sólo melancolía. Amarga melancolía que trago como quien traga la medicina para el dolor de pensamientos.
Me duele pensarte todavía.
Si quisiera olvidarte sin duda podría hacerlo, al menos eso cree mi autoestima, pero prefiero que seas un paréntesis en el relato de mi vida, una nota aclaratoria a mi estupidez reiterada. Así podré castigarme acordándome de ti siempre que vuelva a sentirme culpable.
La ciudad huele a castañas asadas porque ya es otoño y si por mí fuera no volvería a tener primaveras, pero pensándolo mejor, me gusta imaginarte muerto en mi corazón, llevándote flores que calmen mi conciencia y sin primavera, no tendría flores que llevarte. A pesar de todo sé que sólo es un mecanismo de defensa porque nunca podré matarte de mis pensamientos, echaste raíces.
Siempre dijiste que era una sarcástica con mala sombra y escaso sentido del humor. Ya sabes que yo pensaba de ti que eras un ser carente de sentido del amor. Además, tal vez tenga mala sombra pero recuerda que para tener sombra, mala o buena, primero tienes que lucir.
No estoy resentida, aunque te lo pueda parecer, sólo es que mi dolor tiene memoria y a veces le ruego al cielo que enferme de amnesia permanente pero, ya ves, no siempre se tiene todo lo que se quiere.
Te desearía lo mejor, pero he de confesar que no soy tan buena gente, por eso sólo te deseo que te ocurra en cada momento lo que me haga sentir mejor en cada instante. Estoy en la fase en la que todavía disfruto con tus miserias. Al fin y al cabo si yo me tragué tus mentiras no debería molestarte que yo te vomite mis verdades. Desde que te fuiste sufro ataques repentinos de sinceridad, me lo estoy mirando.
Pues eso, querido paréntesis, que estaba pensando en ti mientras camino despacio por la ciudad. Hace frío y me duele pensarte, pero albergo la esperanza de que bajen las temperaturas y se me congele tu recuerdo al menos por unos instantes.