Pensando en pensar
Pensando en pensar me pierdo en mis pensamientos.
Porque pienso, luego existo, pero si decido no existir y escapar por un instante, no soy capaz de usurpar el pensamiento ajeno y ante la imposibilidad de no pensar en nada, no encuentro el off en mi cabeza.
A veces me debato entre pensar y sentir y ante la duda, siento lo que pienso porque pensar lo que siento no me funciona, mi corazón es un gran anarquista de convicciones profundas.
Si pienso en mí, me siento libre, pero a la vez egoísta y si dedico el tiempo a pensar en ti, debo hacer mía la máxima que dice que de pensar mal acertaré, por si acaso te da por traicionar mis pensamientos.
Hay días en los que me despierto con pensamiento crítico y todo lo cuestiono. Que por qué esto, que por qué aquello, y no siempre encuentro respuesta. Sin embargo, otras veces me dejo llevar por el pensamiento colectivo, cuando estoy cansado y de sólo pensar en pensar me agoto. Entonces me creo lo que me cuentan, por pura inercia, y hago mío el pensamiento que otros quieren que piense como un vulgar parásito de las ideas. Pero lo suelo hacer poco, es peligroso, de seguido tu cabeza enferma rápido de alzheimer de pensamiento y se olvida de pensar por sí misma.
Pero lo peor de todo es cuando mis pensamientos se devoran entre ellos como en un proceso de autofagia entre ideas, canibalismo existencial en mi cabeza. Entonces una idea se come a otra y esa misma es destruida al instante por otra idea hambrienta.
Pensando en pensar me va a estallar la cabeza.