Se me escapó la vida
Se me escapó la vida por los ojos, por las miradas vacías a un mundo hostil y quedé fuera de mí pero para mis adentros. Allí dentro, pero vacía. Agrietada como la tierra que seca al sol tras la tormenta. Ahogada en un instante, pero muerta de sed al minuto siguiente.
Hasta las flores marchitas lucieron un día, hasta el agujero negro del mundo puede zurcirse con empeño, pero a mí la vida se me escapó por los ojos mientras sudaba mis penas y voló, evaporada y etérea, abandonándome a mi suerte.
No he encontrado todavía la forma de recuperarla y aunque respiro, ahora sé que la vida es mucho más que vivir. Ya no la siento, tampoco la sufro, porque el vacío es un chute de anestesia para los sentimientos.
Me gusta pensar que algún día la gocé, la estrujé como el zumo de una naranja, incluso le di lametazos para que ni una gota de placer se me escapara. Pero ahora se me ha escapado la vida por los ojos, y no sé cómo recuperarla.
La nada es infinita y yo busco fronteras donde refugiarme. Soy apátrida de afectos, ilegal y sin papeles, en busca de un certificado de autoestima en el mercado negro de los te quieros.
Se me escapó la vida por los ojos. Dejé las ventanas de mí misma, abiertas de par en par y todo voló sin control a un lugar desconocido. Las dejaré así, abiertas de nuevo, por si algún día la vida decide volver a habitarme.