El lado masculino
Si volviera a nacer me encantaría hacerlo de nuevo como mujer, porque adoro a los hombres. A unos más que a otros, claro está, incluso hay alguno al que detesto, pero así, en abstracto, adoro al género masculino. Ellos son, sencillamente, entrañables seres imperfectos, y que con esto no se me vaya a enfadar ninguno porque es un cumplido.
Puede que no sea muy prudente decirlo así, públicamente, porque ahora lo que se lleva es ser una mujer enfrentada al hombre, pero yo, aunque lo he buscado, no encuentro el inconveniente de sentirme muy femenina y hasta muy feminista con el hecho de que me encanten los señores que se visten por los pies. Vamos que estoy con ellos y no contra ellos. Y eso que en el saco de los hombres hay de todo como en botica. Los hay más simples que el mecanismo de un botijo y más engreídos que no lavarse la cara para no desgastarse. Pero, no nos engañemos, también hay mujeres para darles de comer aparte. Por eso, a riesgo de ser malinterpretada no concreto en nadie, es más, hasta me atrevo a generalizar.
Quizá mi experiencia me ha determinado. Tuve un padre extraordinario, tengo un marido de excepción y un hijo especial. Todo ello me convierte en un ser receptivo a lo masculino. La comunicación con ellos me resulta más sencilla, que no simple, tal vez porque se pone en juego un lenguaje no verbal que entre dos mujeres es difícil de percibir o tal vez porque lo que se dice es lo que se pronuncia y nada más que eso. Además, me resulta gracioso comprobar cómo el recorrido de sus conexiones cerebrales se aleja tanto del de las mujeres, en ocasiones un tanto laberíntico.
Tengo grandes amigos hombres y la inmensa mayoría son heterosexuales, hombres con los que nunca he ido más allá de una estupenda conversación. Siento decir esto, especialmente por los que no creen en la amistad entre hombre y mujer sin mediar sexo. Pues, escépticos del mundo, esta clase de amistad existe, y no es cuestión de fe.
Adoro a los buenos compañeros, a los buenos hijos, a los buenos padres y a los buenos amigos. En una época en la que reivindicar el papel de la mujer como elemento importante de la sociedad parece pasar por ser un poco “antihombre”, yo levanto una lanza a favor de ellos. ¿Y tú qué opinas?