Contra la crisis: Risas y Sexo
Quien dijo recesión, dijo dificultad, apuro, brete, trance, depresión o vicisitud, total para decir crisis. Ella es la reina del mambo, la protagonista de todas las portadas y el tema preferido de una conversación que se precie. Es apta para todos los públicos, lo mismo la nombran los jubilados, que los chavales imberbes y recientemente se ha descubierto que hasta tiene la culpa de la muerte de Manolete. La crisis es como tener una amante cara pero al revés. Para empezar ha conseguido cambiar los hábitos de muchos españolitos de a pie. Contaditas las cervecitas del bar no vaya a ser que la crisis se entere y se ponga celosa. Las cenitas en casa con los amigos, con lo a gusto que se está. Pero qué dices, cómo voy a cambiar de coche si éste está estupendo, aguanta al menos, 300.000 kilómetros más. Vacaciones en el Caribe para qué, con lo que se lleva el turismo rural y la de tiempo que hace que no vemos a la familia del pueblo. Y es que, las cosas están cambiando. Y yo, como me empeño en ver la parte positiva a toda crisis que se me ponga por delante, aquí me tienes, merendándome los pronósticos catastróficos. Me encanta la recesión, que no es más que “retroceder”, “volver a la esencia”, y ahí me quedo yo, en la esencia de todas las cosas que, aunque suene cursi, es la esencia de la vida. Me vuelvo a los tiempos donde para pasarlo bien sólo era necesario echarse unas risas en buena compañía mientras te comías unas pipas. A eso ahora le llaman “risoterapia” y sin pipas, ¡hay que joderse! Y, sobre todo, me vuelvo a los placeres de la vida que son sanos, divertidos y gratis, como el sexo. Porque cualquier momento es bueno para el placer. Porque las penas con sexo son sólo obstáculos. Porque alimenta el espíritu y templa el humor. Porque te ahorras el gimnasio. Porque me han contado que los pasteles salen mejor si le pones los huevos calientes ¿o se refería a otra cosa? Porque es bueno para el insomnio. Porque sí. ¿Por qué no? Porque hoy es hoy…