Fui silencio
En otra vida fui silencio. Vivía en boca cerrada. que no entran moscas y, a veces, de pura rabia, gritaba sin ser oído. Muchas veces cuando estaba en compañía me decían que resultaba incómodo pero eso sólo me ocurría cuando estaba con alguien que no gozaba de mi confianza. Mis amigos siempre se sintieron cómodos conmigo porque sabían muy bien que eran mis miradas las que les hablaban sin palabras.
En una ocasión viajé al mundo de las promesas incumplidas y allí quisieron que gobernara. "Mejor no decir nada que no cumplir con lo dicho", me decían y me nombraron ministro de la prudencia. Otra vez me instalé en el reino de las palabras, pero no me gustó el lugar. Allí todo era bullicioso y, salvo en el barrio del amor, sus habitantes estaban perdidos y vivían como esclavos de quienes las pronunicaban. Yo allí fui libre en un mundo de esclavos y por ello todos me envidiaron. Con los años fui muy respetado y, al morir, todos en mi funeral me recordaron como un hombre libre, prudente y en quien se pudo confiar.
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