Una estrella en el exilio

< Volver

 

De todo un poco...

Una noche de cielo claro y estrellado, me prometiste la luna.


Me dijiste:

- ¿Ves esa estrella, la más grande, la que más brilla? Esa eres tú.

Y yo me convencí de  que era una estrella que sólo brillaba para ti.

En aquellos días, me hiciste creer que podía ser la bonita estrella de una varita mágica, de esas con las que juegan las niñas a ser hadas, de esas que convierten en realidad cualquier deseo. Pero pronto me di cuenta de que para que la magia exista, hay que creer en ella y ni tú creíste en mí, ni yo era un hada, ni lo nuestro fue nunca un cuento.

Es cierto que tuvimos muchas noches estrelladas donde brillé con intensidad pero, a cada noche, siempre  le seguía un amanecer y en cada amanecer, un sol radiante iluminaba el cielo,  y yo me convertía en una estrella cuyo resplandor no podías percibir. Nadie piensa en las estrellas cuando es de día, aunque ellas siempre estén ahí. La luz del sol siempre apaga otros brillos y todos saben que el sol es la reina de las estrellas, la que más brilla y la que más calienta.

Pasado el tiempo, nuestras  noches estrelladas  y tus días soleados, terminé por sentirme como una estrella envasada al vacío, diseñada para durar a gusto del consumidor, con código de barras y fecha de caducidad. Me di cuenta también, de que no tenía un cielo propio donde brillar y que, a la velocidad de la luz, había pasado de ser tu estrella,  a ser tu satélite, girando sólo a tu alrededor. Ese día me apagué, como una bombilla fundida y sólo quien de noche cuenta estrellas se dio cuenta de ello y ese, no fuiste tú.

Recogí mis cosas y abandoné tus noches. Se hizo de día y ni te diste cuenta de mi ausencia porque ya brillaba el sol. Ahora busco asilo político en otra galaxia, donde poder empezar de nuevo, aunque sólo sea como estrella fugaz. Soy una estrella nómada y cansada que  aspira  convertirse algún día, en aurora boreal, no sé si lo conseguiré pero, no te olvides nunca, cuando tu sol se esconda, que ahora, tu noche es más oscura porque  hay una estrella menos en tu cielo.

texto copyright pazcastello

Comparte este artículo